Tarde o temprano todo lo que hacemos retorna
a nosotros.
Hoy justo antes de despertarme, no sé muy bien por
qué, estaba soñando con esta idea. A
continuación, como un acto reflejo, ha venido a mi cabeza en los primeros instantes de lucidez otro término
que ayer mismo escuchaba en la radio y que da nombre a este post, Ubuntu.
De cualquier modo, aún a riesgo de que me
tilden de místico, y ya que últimamente hago caso a las señales y
sincronicidades que se producen en mi vida, he decidido hablar de ello.
Creo que sería un error intentar someter algo
tan vivo, tan lleno de magia al rigor mortis de una definición que le prive
de sus infinitos matices y, por ello,
sólo voy a dar unas pinceladas de lo que puede significar lo que en mi opinión
es toda una filosofía de vida:
Palabra
de origen Zulu y xhosa (aunque realmente
es una idea que ha estado presente en todas las culturas) Ubuntu básicamente viene
a decir que una persona sólo es en la medida que el resto también son, que sólo
se puede ser feliz cuando los que te rodean también lo son; es una filosofía de
solidaridad, de hermanamiento que estuvo muy presente en la abolición del Apartheid
sudafricano.
Para mí Ubuntu no es más que otro nombre que
se le da a sentimientos universales, que tanto empeño tienen en hacernos creer
que ya no existen, como son la solidaridad, responsabilidad, entrega al prójimo,
etc. por los que apostar más que nunca en los tiempos que corren, donde
parece que todo se está hundiendo a nuestro alrededor y mucha gente lo está
pasando mal, en los que la sensación de impotencia ante los desmanes de la
clase dominante nos golpea cada día; creo que en una situación así tiene mucho
sentido hablar de estas cosas.
Para terminar una historia a modo de ejemplo;
un antropólogo propuso a un grupo de
niños de una tribu africana como juego una carrera hasta un cesto de frutas, del cual el ganador podría disponer como
quisiera. Llegado el momento de la
salida todos los niños se cogieron de las manos y corrieron juntos hasta el
cesto repartiéndose las frutas. El antropólogo perplejo les pregunto que porque
habían hecho eso, a lo que le respondieron todos “¡Ubuntu! ¿Cómo uno de
nosotros iba a ser feliz si el resto no lo son?