Translate

viernes, 13 de julio de 2012

Noche en la cima de los vientos






Ha pasado algún tiempo desde el día en que pense crear este blog, y por fin, me he decidido a inaugurarlo. La razón de esta tardanza no sé muy bien cuál es, quizá por inseguridad, quizá dejadez, o simplemente porque estaba esperando el momento adecuado.
Probablemente lo ideal, siendo esta la primera entrada, sería empezar hablando de cuál va ser la temática a tratar en el  blog, pero aunque resulte paradójico, a día de hoy aún no lo tengo claro.  De lo que estoy seguro es que sin duda tendrá mucho de mí, de mis inquietudes, de mis pasiones  y de mis pequeñas aventuras, y que lo que escriba lo hare con el corazón, y que por tal motivo, no me ceñiré ninguna temática o estilo por muy razonable que pueda parecer.  Siendo así, inevitablemente no faltaran mis excursiones a la naturaleza, mis fotografías, algo de literatura, y como no, mi querida filosofía entre otras muchas cosas. (Espero no volveros locos). 




Volviendo a lo del momento adecuado del que os hablaba, he decidido que éste sea mi excursión de este fin de semana  a Peguerinos,  a lo que he llamado la cima de los vientos. Los motivos de esta elección son múltiples, entre otros  porque llevaba mucho tiempo ilusionado con mi primera salida a la sierra a hacer vivac y a intentar mis primeras fotos nocturnas, por el singular resultado de la experiencia, la belleza del entorno y sobre todo por el buen momento con mis amigos.
No me quiero extender mucho, sólo unas pequeñas pinceladas para el recuerdo;  En este hermoso lugar,  destacan las singulares formas de los pinos domados por el viento, y los extraños muros en lo alto de las rocas (creo que refugio del viento para pastores) que además  de inquietantes, me estaban dando pistas de lo que me esperaba esa noche. 





Tras un par de horas de marcha y pasar por el alto de Cueva Valiente decidimos retroceder a  pasar la noche a esta especie de paramo, desde donde se divisaba todo Madrid (maldita contaminación lumínica) atraídos sin lugar a duda por las extrañas construcciones. 
El calor de la tarde, a medida que iba cayendo la noche, fue  dando paso a un inesperado vendaval, y el frio que empezó a hacer, y para él que no íbamos preparados, hicieron imposible hacer alguna foto decente. Sin apenas darme cuenta, ahí estaba yo a las tres de la mañana maldiciendo al viento que no podía impedir que se colase por el saco,  con el cuerpo dolorido, echando de menos mi cama y deseando que amaneciese.
A pesar de llegar a casa muerto de cansancio y frustrado (por lo de las fotos) hubo algo especial ese día, no sabría decir muy bien que fue, quizá la llegada del amanecer y el hecho de superar las dificultades, o la buena compañía, el caso es que algo me engancho y ya  estoy impaciente por volver a repetir la experiencia.




 En fin, que el que se anime que me avise para la próxima (que siempre viene bien alguien para cargar el equipo ;). Pero eso tendrá que ser después de mi viajecito por Italia, del que espero venir cargado de alguna fotillo y de algúna experiencia que contaros, que ya estoy lanzado. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario