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jueves, 2 de mayo de 2013

Filosofía del camino






En cierta ocasión escuche a un montañero decir que le había costado muchos años comprender la esencia de lo que hacía,  la esencia de la montaña, ya que al principio de su carrera cuando intentaba coronar una nueva cumbre sólo existía la obsesión por llegar a la cima, sin importar cómo, y no había lugar para nada más en su mente.  Al final del camino, cuando conseguía coronar la cumbre estaba tan agotado y exhausto que era incapaz de disfrutar como se merecía de semejante momento, ahora su prioridad era bajar de la montaña para  ponerse a salvo en el campamento. Por supuesto que para él había un abismo entre llegar y no llegar la cima, pero después de tantos años tenía claro que lo único de verdad que le quedaba de todo aquello no eran tanto las cumbres conseguidas sino todos esos momentos vividos, las alegrías -por supuesto- pero también todas las frustraciones y sufrimientos que había padecido, las lagrimas derramadas, cada vez que se había perdido o las veces que se había caído para después levantarse, y, cómo no, también las derrotas; al final del todo lo que le quedaba era el camino recorrido. 

Semejante reflexión es para mí digna de convertirse  en modelo de vida al que aspirar; nos pasamos la vida persiguiendo cosas -cimas que conquistar- algunos buscan reconocimiento social, otros bienes materiales, un buen trabajo, tal vez la felicidad o quizá el amor… y en medio de esta vorágine nos olvidamos de lo más importante, de vivir. Al igual que el montañero no importa cómo se consiguen las cosas –o a quien nos llevamos por delante-, sólo llegar cuanto antes. 

Vivimos en la sociedad del atajo y de las prisas por llegar… y en medio de todo esto nos olvidamos de disfrutar del camino.

2 comentarios:

  1. Buena reflexión, la vida es lo que transcurre entre el momento origen y momento destino de la concepción y finalización de un objetivo.

    Como la parte central de los huesos, ahí reside la fuerza y cohesión que nos empuja hasta el destino para comenzar en un nuevo origen, y mientras vivimos...

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  2. Muy buena la analogía de los huesos Miguel; me parece una reflexión muy profunda. Un saludo

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